Del alma arrugada:
Hoy(27/02/2023) se me quebró el
alma; estaba tarde para coger el bus que me llevaría a mi casa; me encontraba
en el paradero de bus al lado de la Unisimon, en el bulevar de la 54; el bus
demoraba, recostado en la columna metálica de Paradero, oigo como un susurro,
volteo, y veo un rostro juvenil pintado como de payaso, me alarga la mano,
pidiendo con una vocecita, que le dé para coger un bus, después siento el olor,
a excrementos, miro más esa presencia, sus ropas como un batolon impregnado de
heces, le había largado antes mil pesos; el olor se hacía insoportable; los que
estábamos allí nos retiramos; camino un poco, no sabía que hacer, la mire a la
cara, sus ojos estaban derramando lágrimas, se me humedecieron los míos, el
corazón parece que se me arrugó, creo que con voz o con el pensamiento le logré
decir que ningún bus la iba a dejar subir; abatido seguí en la ruta de mi bus;
llegué a casa destrozado, solo con ánimo de escribir estas líneas, y poniendo
en conocimiento para ver qué institución, pública o privada, pudiese ayudar a
este juvenil ser humano, deberá seguir rondando por la Unisimon, alguien sabrá
dónde dormirá y cuál será su rutina diaria; yo solo podré dormir con mi
medicamento para poder conciliar el sueño, pensemos cómo podemos ayudarla...
Del Corazón Vibrante:
Hoy temprano, viernes 17 de Marzo
2023, bajando por la calle 66, con la 43B, bajaba por esta carrera un
carretillón con unos personajes bien especiales; empujaban, en parte montados
en los bordes del típico vehículo, casi lleno con grandes bolsas producto del
reciclaje, una pareja de jóvenes, con edades frisando los 17 años; ella con un
vestido enterizo bastante sucio, iban hablando estrepitosamente en su carrera
detrás de la carretilla; su pareja un joven varón de mas o menos la misma edad
de la chica, solo vestía una pantaloneta negra tipo bermuda, que no se sabia si
era el color original o era de otro color, estando oscurecida por el mugre,
como la vestimenta de su compañera; el cuadro visto me puso a pensar, pero lo
primero fue la sensación que impacto mi yo interno, con pulsaciones de mi
cansado corazón; pero el sentir se vio entristecido a mayor intensidad, cuando
vi, entre todos los productos del reciclaje, a dos criaturas de menos de cinco
años, dormidos entre sacos, latas y potes de plásticos. ¿Entonces pensé, será
su futuro siempre recoger residuos y empujar la carreta?; que será de esas
criaturas en unos cuantos años?; baje varias ‘cuadras’ pensando en ello, y con
el corazón latiendo arrítmicamente; cosas que observo a menudo en mi ‘alegre’ y
´despreocupada’ ciudad.