Algunos aspectos vistos por un lego y subdesarrollado latinoamericano
Con base en los Tratados de Cooperación contra el Narcotráfico y el Terrorismo se producen sorprendentes inequidades, veamos un principio, el de la reciprocidad. Solo sería registrar cuantos delincuentes extranjeros están siendo juzgados en Colombia en contraposición de cuantos colombianos están condenados en cárceles externas, principalmente en Norteamérica. ¿Será que así como hay exportadores de droga, los habrá importadores?, delito igual que lesiona al pueblo colombiano y por tanto, según este principio de reciprocidad, los importadores deben ser juzgados por leyes colombianas y en territorio colombiano. ¿Será que los “monitos” son tan santos, que ni por ahí, tocan un solo billetico de narcodólar? Ese cuento que se lo echen a los nerdos hipernutridos de por allá, que por acá ni uno de nuestros desnutridos pela'os se embarca en esa “carretilla mal ech'á”.
Para combatir el “terrorismo” y el narcotráfico no tienen que salir de sus fronteras, ya que si al negocio de las drogas se refiere, el consumo- que jala todo el negocio- se encuentra allá; allá están las ávidas narices y desarregladas neuronas (la demanda) que genera y mantiene todo el narconegocio y su cruenta violencia; de allá salen de contrabando, la casi totalidad de los precursores químicos con los que se trasmuta la sagrada y alimenticia hoja de coca, en la exacerbante y dañina cocaína. Para que transportar a gran distancia toda una modernísima tecnología y sus operadores en la detección y control de los paquetes cocainóferos, de los precursores químicos; bastaría con copar y resguardar sus fronteras con los sofisticados equipos y personal apropiado; sería muchísimo mas barato y menos riesgoso.
En cuanto al “terrorismo”, si lo que se quiere es prestar real y efectiva ayuda; controlando, pero allá, en su territorio, la venta facilista de armas que nutre a todos los grupos armados ilegales. Que por fácil de adquirir es que se dan esas periódicas masacres de jóvenes desequilibrados en contra de sus compañeros y profesores o de solo inocentes transeúntes -que por las imágenes violentas vistas en sus películas, TV y videojuegos- se convierten, en sus cabecitas trastornadas en enemigos acérrimos y perseguidores que hay que eliminar con ráfagas de metralla y armas de destrucción masiva.
“Sin movernos…sin reírnos…a la mano….al pie…” como reza ese jueguito infantil donde rebota la pelotita sobre la pared; así de fácil sería, acabar con esos dos fenómenos exportados a los países en desarrollo; donde estos producen los muertos, la corrupción y el hambre; mientras el que origina el malestar aspirando polvo blanco por las narices con tubitos hechos con billetes de 20 dólares, es considerado enfermo mental, protegido por un estado hipócrita y rodeadas sus esferas sociales de confort y placer; con esos “benditos” principios cínicos y descarados se construyen las bases de Tratados y Acuerdos entre naciones; con inmensa y cruenta desventaja entre las partes.
Y todos los funcionarios de los susodichos países “beneficiados” deben proveerse de “rodilleras” desde su presidente, hasta el ínfimo cargo -pues los tratados, tratados son- y deben cumplirse; pero que en últimas es el disfraz del sometimiento económico por las “ayudas” monetarias prestadas y la supeditación de las compras de sus productos en estrictas condiciones y bajos precios impuestos por el comprador “benefactor” (llámese Apertura Económica, TLC o globalización de la economía).
El Acuerdo de ocupación de Bases Militares Colombianas, que no trata solo de un mero tránsito de tropas extranjeras, si no de un caso más gravoso para todo país que se llame soberano; es el asentamiento de tropas extranjeras en su territorio, donde supuestamente existen ejércitos serios y constitucionales, fuerzas de control profesionales y respetables cuya función principal es precisamente defender la soberanía e impenetrabilidad del suelo patrio; así, siendo legos en derecho internacional, en Tratados y Acuerdos, se ve a las claras una violación a un derecho inalienable, de toda nación que se digne libre y soberana; otra vez las “rodilleras” o como se dice en el Caribe: “mamando Armando”.
Y no nos extenderemos en comentar la irrevocable “inmunidad” de todo el personal ocupante, que sería crecidito en número(al inicio en 800) y que se puede traducir en “impunidad”, que varios casos ya han dado.
“Pez grande …se come al chico” no hay de otra; si requiere tener vida digna y decorosa como País…como Independiente bicentenario… como Patria Bolivariana… se deben liberar procesos que conduzcan a una real autonomía económica y política para equiparar mejor los intereses nacionales ante los Organismos Internacionales y darles mejor letra y sentido a Tratados, Acuerdos y Resoluciones entre Países realmente soberanos que no avalen sofismas distractores como la tal lucha contra en narcotráfico y el “terrorismo”.
Colombia tiene un conflicto interno, innegable y brillante como un sol de medio día- negarlo sería pretender tapar ese sol con el encendido de un cigarrillo- que tiene que resolverse entre las dos partes en conflicto y para darle garantía, estaría la ayuda internacional; pero esta ayuda no es con armas y violencia, que traería más violencia; sino con bases de acuerdo y negociaciones, donde se eliminen egoísmos grupales y se de campo a la tolerancia y la cooperación.
Querubín Imperio